En visto| Dora de la Cruz
La agenda política en Tamaulipas tiene su tiempo y proceso en la toma de decisiones. Con la reciente renovación del poder legislativo, ha comenzado el cabildeo por el liderazgo parlamentario, sin embargo, en este momento, nada está asegurado para nadie.
La política, como bien se dice, es un terreno lleno de cambios en la toma de decisiones, donde del dicho al hecho hay un largo trecho. En este contexto, aunque las expectativas sean altas y algunos ya se perfilen como favoritos para ocupar posiciones clave, la realidad es que todo puede cambiar en un instante. Las alianzas, negociaciones y estrategias que se tejen en el ámbito político son determinantes, y hasta que no se concreten, cualquier proyección es meramente especulativa, es decir, hasta que salga el comunicado oficial.
El liderazgo del Congreso de Tamaulipas, tendrá que ver con quien tenga la convicción a los principios y valores del Partido de Morena y sumarse a un proyecto estatal, que tiene que ver, con la transformación del pueblo de Tamaulipas y no a un interés político personal; la silla de la asamblea legislativa, dejo de ser aquel trampolín que se usaba para ir en buscar de otros cargo de elección, al
menos para las y los morenistas; hoy es al revés: si haces bien tu trabajo como representante popular, eso te abrirá las puertas para otros cargos.
Lo cierto es que el liderazgo político de Úrsula Salazar Mújica en el Congreso del Estado, fue determinante para que la bancada de Morena recuperara la mayoría, después del arrebato de los aliancistas del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el control.
Estos partidos, que se aliaron para retener el poder y recurrieron a tácticas cuestionables, para despojar a Morena de la presidencia de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO), el órgano rector del Congreso local, sin embargo, Salazar Mojica, con una estrategia
política hábil y firmeza en la defensa de los intereses de su partido, logró revertir la situación.
Este episodio no solo evidenció las luchas internas por el control del Congreso, sino que también puso de manifiesto las artimañas utilizadas por los grupos opositores para retener el poder a toda costa. A pesar de las «trampas» y maniobras políticas, la bancada de Morena, bajo el liderazgo de Salazar Mojica, demostró que estaba dispuesta a defender su posición y a garantizar que la voluntad popular, expresada en las urnas, fuera respetada.
En este contexto, el papel de Úrsula ha sido crucial no solo para su partido, sino también para la democracia en Tamaulipas, al enfrentar y superar los intentos de desestabilización por parte de la oposición.
En conclusión, el liderazgo del Congreso de Tamaulipas aún no tiene un nombre definido, pero lo que sí es seguro es que quien asuma la presidencia de la Junta de Coordinación Política tendrá una enorme responsabilidad. Su trabajo se centrará en fomentar el diálogo y la concertación entre las distintas fuerzas políticas, con el fin de abordar temas cruciales como la justicia y la lucha contra la impunidad. Además, deberá enfrentar el desafío de revertir las reformas heredadas de la legislatura panista, que han generado controversia y demandan una revisión a fondo. La tarea no será fácil, pero es fundamental para garantizar un Congreso que verdaderamente represente y responda a las necesidades del pueblo tamaulipeco.
El poder legislativo siempre será una pieza clave para alinear las políticas públicas con un objetivo fundamental: trabajar por el bienestar de la sociedad. Este órgano no solo tiene la responsabilidad de legislar, sino también de asegurar que las acciones del gobierno se orienten hacia el beneficio común. Quienes no entiendan esta misión o intenten desviar su enfoque hacia intereses personales o sectarios, se encontrarán fuera de las decisiones más importantes.