En visto| Dora de la Cruz
El caso de Melany, la joven universitaria víctima de violencia de género e intento de feminicidio, registrada en el sur del estado, pone en la agenda política y social la urgencia de garantizar que las autoridades de justicia actúen de forma inmediata y juzguen estos delitos con perspectiva de género. Solo mediante el castigo se podrá avanzar hacia la erradicación de todas las formas de violencia contra la mujer, evitando que la impunidad siga siendo normalizada.
Hay que mencionar, que este caso habría tenido otra versión si no hubiera sido captado por una cámara, evidenciando el grado de agresividad en que un hombre somete a una mujer, únicamente motivado por la violencia de género. Sin este testimonio, la historia sería otra, y los titulares de los medios habrían relegado el tema a la nota roja.
La narrativa de los casos de violencia de género debe cambiar. Es necesario dejar de poner el foco en la víctima para evitar revictimizar a las mujeres y a sus familias; también no revelar información innecesaria en los contenidos informativos sobre estos temas.
La cobertura de estos casos debe centrarse en las causas estructurales y culturales, como la impunidad y el poco interés de las fiscalías en agilizar los procesos para castigar a los responsables.
Melany se ha convertido en un símbolo de justicia y en un reclamo contra la impunidad en los casos de violencia de género. La condena hacia la agresión sufrida por la estudiante, expresada públicamente, por el gobernador Américo Villarreal, el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Dámaso Anaya y el líder del Poder Legislativo, Humberto Prieto, fue un mensaje claro del compromiso por castigar estos delitos, sin importar quién sea el agresor.
Este respaldo no solo representa una postura firme contra la violencia de género, sino que también marca una alianza para la protección y defensa de los derechos de las mujeres en el estado.
Al alzar la voz para condenar públicamente este acto, las autoridades y líderes locales han mostrado, que hay voluntad política, que es lo que hace falta, para este cambio de atender, prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres.
Melany podría sentar un precedente para que las Fiscalías actúen de manera más rápida y efectiva, atendiendo las demandas sociales de seguridad, justicia y dignidad para todas las mujeres.
En medio de esta tragedia, no podemos dejar de mencionar a Dana, la amiga de Melany, quien la salvó de un posible feminicidio al enfrentarse con el agresor, tal como lo muestra el video. Este acto heroico confirma que las alianzas entre mujeres salvan vidas. Historias como estas hay muchas que contar.
Detrás de cada iniciativa y reforma de ley hay una historia de violencia, abuso y feminicidio; en la Ley Melany, es la voz de un colectivo feminista que exige fin a la impunidad. Una lucha que nace de una tragedia para garantizar que ningún crimen de violencia de género quede impune.