El alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás, enfrenta una grave crisis política que ha escalado peligrosamente. En los últimos días, ha sido denunciado por regidores y regidoras del cabildo, quienes lo acusan de usurpación de funciones, una situación que agrava aún más el desgaste de su gestión.
Gattás ha visto cómo su administración se deteriora bajo la presión de la ciudadanía, que le reclama la falta de mantenimiento en las calles y las deficiencias en los servicios públicos. Los baches, la recolección irregular de basura y la insuficiente iluminación en las colonias populares han sido puntos constantes de queja, debilitando su popularidad y credibilidad ante los habitantes de la capital tamaulipeca.
Desde el inicio de su primer periodo, Gattás se ha visto envuelto en conflictos. Uno de los primeros enfrentamientos fue con el sindicato de trabajadores del Ayuntamiento, después de que decidiera retirar algunas prestaciones laborales. Esta decisión provocó una serie de protestas y movimientos sindicales que aún no han concluido, pues el conflicto sigue sin resolverse. El malestar entre los empleados municipales ha sido otro factor que ha debilitado la estabilidad de su gobierno.
La suma de estos problemas coloca a la administración de Eduardo Gattás en una encrucijada crítica, donde la falta de respuestas concretas podría costarle no solo su prestigio político, sino también la posibilidad de mantenerse en el poder en futuras contiendas electorales. Mientras tanto, la ciudadanía sigue exigiendo soluciones inmediatas a problemas que, de continuar ignorados, podrían detonar mayores movilizaciones sociales en la ciudad.
En estos momentos, su cargo está sostenido con hilos, debido a su situación tras el desacato al imponer su propia voluntad, sin que sometiera a votación del cabildo los nuevos nombramientos en su segundo periodo como alcalde reelecto. Esto lo mantiene en un estado vulnerable, con la posibilidad de su remoción si no se defiende ante el Congreso del Estado, que ya tiene el tema en manos la comisión de Gobernación y asuntos municipales .
Pero ademas, existe otro tema delicado: el manejo de 900 millones de pesos, en el que la Auditoría del Estado ha emitido observaciones sobre el presupuesto de egresos de la administración municipal que encabezó durante el periodo 2020-2023. Estos señalamientos incluyen la falta de aclaración y comprobación de 900 millones de pesos, gastos que hasta la fecha, no ha podido justificar, lo que lo llevaría a un mayor desgaste político y legal.
Como si esto fuera poco, el edil se atrevió a proponer para su gabinete de reelección a personajes ligados al PRIAN, quienes participaron activamente en la guerra sucia contra el gobernador Américo Villarreal Anaya cuando fue candidato. Estos personajes orquestaron una serie de denuncias falsas contra Villarreal y su familia, con el objetivo de desacreditarlo.
Entonces, ¿qué le pasa a Lalo Gattas? Es una pregunta que muchos se hacen, pero que nadie ha logrado responder con certeza. Lo que sí es claro es que, en la Cuarta Transformación, romper el vínculo entre la ideología partidista y las traiciones tiene un costo político que debe asumirse. Este mensaje no es solo para Gattas, sino para toda la clase política de Morena.
El panorama que enfrenta el alcalde va más allá de las observaciones financieras y de imposiciones en sus nombramientos. La elección de su equipo de trabajo, y en especial la inclusión de figuras que históricamente se han opuesto a la ideología del partido en el poder, parece no importarle a Gattas y la lealtad al proyecto de la Cuarta Transformación, esta quedando entre dicho.
La presión del Congreso estatal y la incertidumbre que rodea su gestión actual lo colocan en una posición sumamente frágil. ¿Podrá Gattas corregir el rumbo o está condenado a enfrentar su propia caída política? Lo único seguro es que la lección está dada: en la Cuarta Transformación, las decisiones erradas no pasan desapercibidas.