En visto| Dora de la Cruz
La llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de México, quien recibió la constancia de mayoría, la cual la acredita como Presidenta electa con casi el 60 por ciento de los votos, tiene profundas connotaciones sociales y políticas que cambiarán paradigmas arraigados, no solo en la clase política, sino también en la sociedad en general.
Sheinbaum se convierte en la primera mujer en ocupar la Presidencia de México, rompiendo así el techo de cristal que, durante décadas, estuvo reforzado por una cultura machista en los liderazgos de los partidos políticos. Su triunfo no es solo una victoria personal, sino un avance significativo para la equidad de género en un país donde las mujeres han luchado incansablemente por su lugar en la esfera pública.
Pero su llegada al poder tiene otra dimensión histórica: es la primera mujer de izquierda que gobernará un país que, durante mucho tiempo, estuvo dominado por partidos de derecha. Estos partidos, que en múltiples ocasiones priorizaron intereses privados y de élites económicas sobre el bienestar colectivo, dejaron una huella de corrupción y desigualdad que aún pesa sobre la nación.
El mandato de Sheinbaum representa una oportunidad para romper con ese pasado de saqueo y corrupción. Sus propuestas de gobierno, orientadas hacia la justicia social, la inclusión y la sostenibilidad, reflejan una visión de país donde el poder no esté concentrado en unos pocos, sino donde se distribuyan las oportunidades de manera más equitativa.
La expectativa de millones de la y los mexicanos, ven en su presidencia un cambio real y duradero será un desafío constante. Además, Sheinbaum deberá lidiar con la resistencia de los sectores más conservadores, que verán en su mandato una amenaza a sus privilegios históricamente consolidados.
Más allá de los desafíos, la presidencia de Claudia Sheinbaum envía un mensaje contundente: es posible un México más justo, inclusivo y democrático, donde las mujeres y las ideas progresistas no solo tengan un lugar, sino que sean protagonistas del cambio. Este es un momento histórico que marcará el futuro del país, y será la responsabilidad de Sheinbaum demostrar que el verdadero poder reside en la capacidad de transformar para bien la vida de todas y todos los mexicanos.
Pero, ademas la presidenta electa es una aliada cercana del gobernador Américo Villarreal Anaya. Juntos han sostenido diversas reuniones para planificar y coordinar los proyectos de obra pública que marcarán el desarrollo del estado. Esta colaboración es un reflejo del trabajo conjunto entre los diferentes niveles de gobierno, con el objetivo de impulsar el progreso y garantizar que Tamaulipas siga avanzando en términos de infraestructura y bienestar social.
El gobernador es un ejemplo de la política de igualdad e inclusión al contar con más de la mitad de su gabinete compuesto por mujeres en las secretarías. Este enfoque no es solo una estrategia de paridad, sino una muestra clara de su compromiso con la transformación social en Tamaulipas. Al promover la participación femenina en puestos clave, el gobernador busca no solo la equidad de género, sino también una gestión más diversa e inclusiva que refleje la pluralidad de la sociedad.
Asi es, que para Tamaulipas, se vislumbra un futuro más inclusivo y próspero, con cambios estructurales que tendrán un impacto positivo en toda la sociedad.