En visto/ Dora de la Cruz
Con la paridad en los cargos de elección popular, llegan la mitad de las mujeres al congreso local, con 18 mujeres en estos, y de los 43 municipios de Tamaulipas, 23 son presidencias municipales encabezadas por mujeres, además de 200 regidoras en los cabildos. Esto obliga a las autoridades electorales y de todos los ámbitos a vigilar que todas ejerzan sus derechos políticos en condiciones libres de cualquier tipo de violencia.
La violencia política por razón de género tiene su raíz en la llegada de más mujeres a cargos y a la función pública. Por ello, es fundamental que las autoridades, que están obligadas a proteger, promover y garantizar sus derechos, implementen acciones preventivas, que son el camino para erradicar estos delitos y su incidencia, contraria a la impunidad que genera la percepción de normalizar la violencia contra las mujeres.
Tamaulipas es un punto de referencia en la intolerancia a la violencia por razón de género en la estructura de gobierno. Quienes han incurrido en esta violencia ya están fuera de la función pública, y estas acciones determinantes abonan a que quienes tienen el machismo arraigado y piensan que desde el poder pueden usarlo para «conquistas», estos ya no encajan en la Cuarta Transformación.
En este escenario, la llegada de la bancada del Partido Acción Nacional, encabezada por Vicente Verástegui, al Congreso del Estado, y la eventualidad de que llegue Ismael García Cabeza de Vaca, quien tiene una orden de aprehensión en su contra, es una amenaza para las diputadas de Morena. Esta bancada, lo único que sabe hacer es manotear, insultar y agredir.
Realmente es preocupante la llegada de estos diputados plurinominales de la bancada del PAN, por sus antecedentes, que están documentados sobre la forma en que ejercen el poder como legisladores.
Las autoridades tienen la obligación de prevenir que en el espacio legislativo se respeten los derechos de todos, pero especialmente las las legisladoras de Morena, porque son el blanco de estos legisladores, de quienes se dice que no vienen a trabajar, sino que están planeando hacer de las suyas.
Ya no es lo mismo que cuando tenían todo el poder y las autoridades estaban a su disposición. Sin embargo, es importante que, bajo ningún pretexto, el Congreso sea un espacio donde las legisladoras sean víctimas de violencia política por razón de género.
Precisamente ayer, las autoridades del Instituto Nacional Electoral convocaron a las mujeres electas de todos los partidos políticos para dar a conocer los protocolos para la atención de la violencia política en razón de género y promover la cultura de la no violencia.
Los agresores continúan siendo los hombres, líderes de partidos políticos, por lo que Tamaulipas no debe permitir que lleguen agresores de mujeres al poder ni que se normalice esta violencia que lleva al feminicidio político de las mujeres cuando no se hace justicia.