Especial/CDMX
Por @lamexicana
La comezón es una sensación en alguna parte del cuerpo que es demasiado molesta y provoca la necesidad de rascarse, aunque existen diferentes causas de dicha sensación por factores externos como piquetes de bichos, quemaduras, crecimiento de bello, cicatrización de heridas o cuestiones ambientales que resecan la piel o provocan alergias, la comezón crónica va más allá de la mente y hoy sabemos que se aloja en el Higado.
La doctora Tamara Luti Rosenbaum Emir del Instituto de Fisiología Celular (IFC) dio a conocer el descubrimiento del sitio exacto donde se genera la falla que envía la sensación a la piel que a su vez pasa la señal al cerebro que la procesa como comezón., pero realmente se trata de un padecimiento llamado colangitis biliar primaria, es una enfermedad autoinmune que destruye la vía biliar y genera problemas digestivos.
Los pacientes con prurito o comezón crónica son incapacitados y su calidad de vida es afectada por lo cual es necesario un trasplante de hígado dijo la experta que trabajó junto a un grupo de investigadoras del IFC en conjunto con colegas de Estados Unidos, Alemania y Polonia quienes se encuentran en trámite de una patente mundial para poder proponer los tratamientos.
El prurito como enfermedad crónica ha sido tratado por dermatólogos con tratamientos tópicos sin llegar a la causa que la provocaba desde el interior, durante décadas algunos de los pacientes eran enviados a terapia psicológica para intentar quitarles el “ hábito”de rascarse, sin embargo este nuevo descubrimiento cambiará la manera de ver la comezón crónica.
¿Cómo se produce la comezón?
El estudio de la investigadora Rosenbaum Emir fue publicado por la Gaceta universitaria de la UNAM en donde se destaca que el estudio comenzó a partir de la interacción entre la lisofosfatidilcolina (LPC), un lípido producido en diversas partes del organismo, y el canal iónico TRPV4, que se encuentra relacionado con la percepción de cambios en la temperatura del medio ambiente y de algunas sustancias.
Con base en varios experimentos, encontraron que el LPC es capaz de abrir al canal TRPV4 y ubicaron la región precisa que regula la apertura y cierre de ese canal. Esta interacción activa el proceso fisiológico de la comezón.
La investigadora dijo que junto a sus colegas encontraron que “en los pacientes con colangitis biliar el LPC está incrementado, así como la interacción del LPC con el canal TRPV4, al cual estimula, lo abre (como el diafragma de una cámara fotográfica al dejar entrar la luz) y permite el paso de iones de calcio que generan una señal. Así, se liberan unas vesículas de micro ARN que activan al canal TRPV1 (de la misma subfamilia que el canal TRPV4). Estas señales se transmiten por las células de la piel a neuronas cercanas a este órgano y de ahí hasta el cerebro, produciendo comezón”. También comentó que la interacción entre LPC y TRPV4 logra que el calcio entre a la célula, lo que desencadena una cascada de eventos que llevan a la liberación del contenido de las vesículas.
Estas vesículas contienen un micro ARN específico –un fragmento pequeño de ARN de una sola cadena–, que en este mecanismo funciona como un mensaje entre las células de la piel y una neurona sensorial. “La señal originada en la piel viaja a la neurona que lleva la información al cerebro y se procesa como comezón; este trabajo nos muestra el esquema completo de cómo se inicia la comezón en la piel”, explicó Rosenbaum Emir.
¿y cómo se puede resolver?
La investigación arrojó toda la biofísica fina de cómo se activa el canal, los aminoácidos con los que interacciona exactamente en la estructura del canal, así como la bioquímica que desencadena este proceso. La investigadora agregó “también se demostró que cuando se inyectan el LPC y el micro ARN específico (que encontramos en las vesículas) en monos se produce esta reacción de comezón”.
Se descubrió que el canal TRPV4 puede ser un blanco terapéutico en el que se podría inhibir al canal como tal para tratar de evitar la comezón, o bien intentar inhibir la secreción del micro ARN que lleva la señal al cerebro, pero antes de ello se requiere patentar el descubrimiento para poder iniciar con la culminación de esta investigación que sería resolver el problema de salud que aqueja a miles de personas en el mundo.
Los enfermos viven un infierno
La comezón no sólo es una molestia, afecta la calidad de vida de las personas, y tiene picos que pueden incapacitar al paciente ante las lesiones que se producen en la piel por rascarse pero también por la sensación constante de picazón sin aparente razón.
Las personas acuden a diferentes terapias,
tratamientos tópicos y orales, medicina alópata y homeópata, y hasta brujerías o esoterismos en su desesperación por solucionar el problema ante la falta de resultados con tratamientos tradicionales de cremas farmaceúticas, hidratantes y de esteroides.
Los pacientes no son entendidos por las personas que los rodean y eventualmente los tachan de ansiosos, de tener un hábito por rascarse, de padecer ansiedad y descargarla sobre la piel sana, de tener u sinnúmero de lesiones porque ellos mismos se las provocan, de no tener autocontrol para dejar de hacerse laceraciones, mientras sólo quienes la padecen saben la desesperación que sienten y el dolor que queda en su piel después de dañarla con sus propias uñas, les llegan consejos para aliviar su comezón desde distraerse con alguna actividad hasta utilizar miles de productos y terapias, pero todo ello es momentáneo.
Las yerbas y los remedios son parte de su búsqueda por el alivio, y los charlatanes han sido parte de sus visitas para buscar la cura mágica, los productos vendidos como suplementos han sido tomados como parte de un experimento para llegar a la cura, pero ahora se sabe que nada de eso les ha funcionado porque su enfermedad es real y no se encuentra en la piel, si no en el Hígado, todo lo que utilicen para la comezón será sólo para aminorar la molestia externa, y nunca para solucionar su problema real, hasta que la investigación culmine con el inicio del tratamiento que les traerá la cura.
Fuente: Gaceta UNAM