Cd. Victoria, Tam.-. Vuela el tiempo, se evapora, se vuelve humo. Parece que fue ayer (o hace ratito) cuando escribí que al gobierno de CABEZA le quedaban veinte meses.
Mire nomás, pero hace cuatro que el hombre se fue. Colgó los tenis, finiquitó su régimen, dio la vuelta a la página, se apagó la vela, ya es historia.
Hoy, al cerrar enero, a quien le quedan veinte meses es (nada menos que) a LÓPEZ OBRADOR.
Cuestión de sumar los once restantes del 2023 y los nueve del 2024, entre enero y septiembre. En total veinte.
Por mandato constitucional, ni en gubernaturas ni en la Presidencia se permite la reelección.
Son empleos temporales, transitorios, con fecha clara de caducidad en el empaque.
Los políticos van de paso, los medios permanecen, verdad cruel y sustantiva.
Las administraciones suben, entran en fase de meseta y, más temprano que tarde, empiezan a bajar la cuesta.
Antes de que cante el gallo van de salida, llega el momento de empacar y proyectar su imagen en el espejo de la historia. La serena añoranza para los bien portados. Adrenalina y clandestinaje a los abusivos.
En paralelo el gremio pervive, ayer, hoy y los años venideros. Redes, portales y blogueros seguirán ahí, generando contenidos las 24 horas del día, para bien y para mal.
En efecto, la función pública está siempre de tránsito. Es bastante más estable el universo de los comunicadores, escribidores, opinólogos, reporteros, cartonistas, fotógrafos, lectores de noticias, conductores televisivos, jefes de información y redacción, directores editoriales.
No estamos sujetos a ciclos tan marcados.
A la inversa, el calendario es implacable con la clase política.
De manera indefectible, inevitable, en un tiempo relativamente corto (a veces de un día para otro) figuras antes rutilantes pasan del todopoder a la vulnerabilidad lastimera.
Y tan traumático les resulta dicho paso del aplauso al vituperio, de la aclamación a la ignominia, que a ratos sueñan con el olvido.
Añoran aquella felicidad de caminar por calles, plazas y centros comerciales en el más feliz de los anonimatos, deambular invisibles, triviales, anodinos.
Entrar y salir de hoteles, restaurantes y cantinas sin que nadie los voltee a ver, ni transeúnte alguno los reconozca. Y sin que algún paparazzo furtivo levante el celular para tomarles fotos y compartirlas como trofeos de caza.
Con los inquilinos de Palacio Nacional la realidad es particularmente cruda, quizás por la importancia superior del cargo y las dimensiones mayores del territorio gobernado. La inmensidad de sus presupuestos.
País de caníbales, cuando llegan los hacen dioses y terminan luego siendo devorados. Hasta podría decirse que el incienso de los primeros años es la sazón que condimenta el plato para el banquete final.
En el presente 2023 estamos entrando, precisamente, en dicha fase y es necesario advertir que el túnel de salida tiene sus etapas.
La administración federal formalmente concluye el 31 de septiembre del año entrante. Pero, en los hechos, la figura presidencial declina con la elección. Para esto falta menos tiempo, 16 meses que, mire usted, se irán como un suspiro.
Aunque hay otra fecha todavía más próxima, ojo. La autoridad se empieza a deshidratar, adelgaza, pierde peso y volumen cuando su partido define la candidatura al relevo.
Cuando el nuevo sol acapara ovaciones, arrebata reflectores y se alimenta del ser que le dio vida, lo vampiriza. Para esto faltan siete meses.
Amigos y enemigos, simpatizantes y críticos, el 99% de los medios y comunicadores que atestiguaron el empoderamiento presidencial del 2018, habrán de reseñar su término en 2024.
Y con ello testificar puntuales el paso de la historia (de su historia) y los ritmos sexenales (sus ritmos), gestiones, trienios, legislaturas, gabinetes, planes y programas.
Nosotros aquí le seguimos, con los hábitos y rutinas de siempre. Mismo lugar, misma gente.
¿Te acuerdas de cuando ZEDILLO se largó del país y FOX inauguró la alternancia?, dirá alguno.
Y las guerras de CALDERÓN, las campañas y sueños incumplidos de PEÑA, LABASTIDA, CUAUHTÉMOC, MADRAZO, ANAYA, JOSEFINA y MEADE.
Desde los medios la película adquiere otro significado. Distinto punto de observación, porque llegamos antes y estaremos aquí después. Así es y será mientras haya vida.
BUZÓN: lopezarriagamx@gmail.com